El fardo funerario de la Señora de Cao medía 181 cm de largo, 75 cm de ancho y 42 cm de grosor; y pesaba alrededor de 120 kilos. Se encontraba cubierto por un petate grande elaborado por fibras vegetales, el cual se conservó en su posición hasta iniciar la apertura del fardo. El proceso de desenfardado registró 22 capas que se envolvieron progresivamente, las cuales fueron organizadas en tres etapas. Es decir, el fardo funerario de la Señora de Cao estuvo en realidad compuesto por tres fardos sucesivos.
El fardo superficial mostraba en su cara exterior un rostro antropomorfo bordado y cubierto con cinabrio (sulfuro de mercurio). Desde la capa 1 hasta la capa 4 del fardo se encontraron mantos, algunos de ellos con bordes decorados. En el nivel 5 había seis capas de paños cuadrados con placas metálicas cuadradas de cobre dorado cosidas al material textil. Luego se logró identificar y recuperar los emblemas de poder situados a la altura de la cabeza del personaje: dos porras laterales y cuatro coronas con sus respectivas diademas en forma de V.
La cara del fardo intermedio (la capa 6) tenía un nuevo rostro bordado con la apariencia de un mono, el cual tenía en los lados dos aretes de metal con la representación de felinos. El color rojo bermellón del cinabrio que cubría el bordado era sumamente intenso. Desde la capa 6 hasta la 12 aparecieron más textiles en forma de bandas y paños. Esta etapa se caracteriza por la abundante presencia de bandas y mortajas asociadas a pequeñas ofrendas y a grandes cantidades de fibra de algodón.
El fardo interno es el más temprano. En esta etapa se encontró el cuerpo de la Señora de Cao. Se registraron cuatro vestidos finamente decorados sobre una capa extendida de algodón blanco, dos de ellos en estado de descomposición y los otros dos en buenas condiciones. También se encontró un manto de tela fina con instrumentos e insumos para la producción textil. Más adelante apareció un paño textil con 31 placas de cobre dorado cosidas y sujetadas por bandas.
Tras retirar las capas del fardo se halló el cuerpo extendido y desnudo de la Señora de Cao en extraordinario estado de conservación. Su rostro estaba cubierto por un plato de cobre dorado con polvo de cinabrio. Sus restos momificados, cubiertos por polvo de cinabrio, preservaban los tatuajes que este personaje lució en antebrazos, manos y pies.
Alrededor del cuello estaban sus joyas personales y, en las orejas, sus aretes. Se registraron quince collares con cuentas de oro, plata y piedras semipreciosas. También portaba un par de orejeras y sartas de aretes con incrustaciones de turquesa. Asimismo, se hallaron cuarenta y cuatro narigueras, todas elaboradas por maestros artesanos sobre oro, plata y cobre. Estos objetos fueron el soporte para las representaciones del dios Decapitador, animales lunares, prisioneros desnudos con sogas atadas al cuello y una notable cantidad de fauna. Cada nariguera tiene símbolos específicos que forman parte de las diferentes manifestaciones de la cosmovisión moche.
Finalmente, el cuerpo de la Señora tenía como soporte un atado de cuarenta y seis carricillos y veintitrés estólicas o propulsores de flechas de madera, forradas con láminas de cobre dorado y decoradas con cabezas de seres humanos y aves.