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Por Katerine Albornoz
¿Alguna vez se han preguntado qué usaban para comer antes de que la cerámica formara parte de sus vidas?
Imaginen un mundo donde no hay platos ni vasijas de barro o vidrio, sino de materiales naturales y orgánicos. Así vivían nuestros antepasados en Perú.
Sin embargo, su uso ha ido cambiando con el devenir de los años. Antes de la aparición de la cerámica, hace 3800 años, y hasta hace poco en sociedades rurales, el mate se empleó para servir o consumir alimentos. Su uso primigenio está vinculado a la aparición de las primeras plantas domesticadas. En esta oportunidad conoceremos cómo se dieron estos cambios hasta nuestro presente.
Las investigaciones han demostrado que las primeras plantas en pasar por el proceso de domesticación - horticultura temprana – fueron las calabazas, leguminosas, ajíes, algodón, entre otros hace aproximadamente 9,000 a.C (León, 2013). Estos frutos, además de su valor como fuente alimenticia, se emplearon con diversos propósitos. A continuación, se presentará brevemente las evidencias arqueológicas más destacadas relacionadas al mate trabajado.
Probablemente, el mate (Legenaria siceraria) fue el primer recipiente utilizado por el hombre desde épocas precerámicas en donde eran cazadores – recolectores. No solamente pudo haber servido como vasija para contener alimentos (tazones, platos, cuencos, cucharas, botellas y otros recipientes domésticos), eventualmente fueron adquiriendo nuevos usos como flotadores (Ver imagen 1) – herramienta de pesca –, instrumentos musicales sonoros como sonajeras, recipientes en las ofrendas funerarias (Alva, 2023; J. B. Bird et al., 1985; Hass & Creamer, 2004; Vergara M., 2015).
La forma del mate es muy variada y se puede moldear para hacer muchos tipos de recipientes. También se puede dar la forma que se quiera usando diferentes métodos mientras está en su etapa de maduración. Una vez que el material está suficientemente seco, los antiguos habitantes del Perú empezaron a decorar los mates. Usaban técnicas como quemar la superficie para darles un tono oscuro y grabar diseños con herramientas calientes y afiladas. Este método, conocido como pirograbado, se convirtió en una característica única en la creación de mates decorativos. Hoy en día, esta práctica sigue siendo importante en la sierra central del país. (Vergara M., 2015).
Entre los registros más destacados se incluye el descubrimiento del fragmento antiguo de mate posiblemente decorado con carbón en el Perú, encontrado en el sitio Paloma, en el valle del Chilca (Quilter, 1949). Otro de los hallazgos significativos fue realizado por el investigador Junius Bird en Huaca Prieta en 1946, ubicado en el valle de Chicama. El objeto hallado forma parte de un entierro conocido como el "Mate de las Caras" (Imagen 3) (J. Bird, 1963; Bischof, 1999).
Al momento de la llegada de los españoles, los cronistas llevaron registro de los usos y atributos asociados al mate, destacando, entre otros aspectos, la utilización de este recipiente en diversas prácticas y ceremonias. Un príncipe inca utilizaba mate con plumas, conocido como puru-chucu, como un sombrero y estaba presente en ceremonias religiosas (Cieza de León, 1984; Jiménez & Colan, 1943). Además, mientras que las decoraciones prehispánicas se centraban en representaciones zoomorfas, antropomorfas, fitomorfas o vinculadas al entorno geográfico, con la influencia hispana, los motivos y los objetos a producir experimentaron cambios.
Durante los primeros años de interacción con los españoles, se produjo el encuentro de dos culturas radicalmente distintas, lo que condujo a una fase de sincretismo. Los artesanos indígenas, portadores de la herencia cultural prehispánica, adquirieron conocimientos sobre nuevas técnicas y motivos iconográficos asociados a su nueva realidad. Dos ejemplos representativos de este fenómeno son el mate de la conquista y el arpa-mate, también conocido como arpa del maíz (Zárate & Rios, 2001).
Tras este acontecimiento, se observó un período en el que la actividad relacionada con la fabricación del mate experimentó un declive. Los talleres establecidos durante el incanato se reorganizaron y los artesanos indígenas tuvieron que dirigir sus esfuerzos hacia otras ocupaciones. Esta situación afectó negativamente al arte indígena, lo que llevó a los artesanos a buscar maneras de reinventarse mediante la exploración de nuevas temáticas, usos y técnicas, con la intención de destacar sea con elementos autóctonos o los hispanos, o una mezcla de ambos (Zárate & Rios, 2001).
Durante el periodo comprendido entre el siglo XIX - XX, el trabajo en los mates experimentó un resurgimiento y se extendió a diversas regiones del Perú, tanto en la costa del departamento de La Libertad como en la sierra, en particular, Junín, Ayacucho y Huancavelica se destacaron como los centros más prominentes en el desarrollo de esta actividad artesanal (Jiménez, 1948; Zárate & Rios, 2001). En Ayacucho, destacó el dominio de la técnica de burilado, con la que se elaboraban motivos relacionados con la vida familiar, escenas de personas elegantes y aspectos de la vida social ayacuchana. Ejemplos notables de esta técnica incluyen el mate cofre (joyero), el azucarero, el plato, entre otros objetos (ver imagen 4).
Los artesanos indígenas se adaptaron a su entorno y mantuvieron vigente su técnica distintiva —el burilado o pirograbado—, incluso cuando las representaciones culturales experimentan cambios según las dinámicas sociales. En este sentido, es la técnica misma la que perdura y prevalece sobre las variaciones en las representaciones.
A lo largo de la historia, se han producido obras destacadas que representan este ámbito artesanal. Se dispone de poca información sobre los artesanos que están detrás de estas hermosas piezas, impregnadas de profundo significado y alto valor cultural para nuestro país. Fue gracias a Sabogal en 1932 que se dio a conocer del fallecimiento de Mariano Inés Flores, reconocido burilador del Bajo Mantaro (Yllia Miranda, 2006).
Tuvimos la oportunidad de conversar con Felipe y Vilma Moray, ambos artesanos en el trabajo en mate, para saber cómo en la actualidad ha cambiado el arte de decorar y utilizar los mates.
KA: ¿Qué les motivo incursionar en el trabajo artesanal?
VM: “Nosotros siempre hemos estado vinculados con el arte. Teníamos en Iquitos un restaurante y, como a mí me gustaba el arte, hacía polos, los bordaba y luego los vendía. Un día vino un cliente a proponernos realizar una cartera con piel y, como teníamos contacto con diferentes comunidades amazónicas, las frecuentábamos para aprender sobre la artesanía de la zona. Así fue como comenzamos a tener nuestra propia tienda de artesanía. Me acuerdo que, en una oportunidad, estábamos visitando una comunidad nativa y conocí un fruto llamado wingo, que es como una calabaza, y puede ser muy grande o muy pequeño. Traje uno conmigo y se me ocurrió la idea de hacer carteritas pequeñas para que las jóvenes que iban al río pudieran guardar su ropa de baño en vez de usar bolsas de plástico. Así fue como comenzamos nuestro trabajo con la artesanía.”
KA: Actualmente ¿En qué se inspiran para hacer sus diseños?
VM: “Nuestra inspiración proviene de la naturaleza local, la flora y fauna que nos rodea. También nos inspiramos en la cultura Moche y su iconografía, plasmando leyendas y tradiciones en nuestros trabajos. Además, cada diseño que realizamos es único y personalizado. Felipe, muchas veces, hace los accesorios como las remachas de cuerno de toro. En su mayoría, cada producto que realizamos está completamente hecho a mano.”
KA: ¿Cómo creen que su arte apoya a su comunidad?
VM: “Donde hemos estado, siempre hemos dejado escuela, enseñando lo que sabemos. Transmitir conocimientos, nuestra participación, y el reconocimiento que tiene Felipe en diferentes ferias nacionales e internacionales ayuda a dar a conocer lo que tenemos. Además, con nuestros productos creemos que apoyamos al medio ambiente, aprovechando adecuadamente los recursos que nos ofrece nuestro entorno.”
Con el paso del tiempo, el trabajo en mate ha perdurado y ha experimentado mejoras significativas. Se han introducido nuevas técnicas que han ampliado las posibilidades de aplicación de esta materia prima, permitiendo explorar sus diversas utilidades. Existen evidencias de la presencia del mate en nuestra historia prehispánica, colonial, republicana y hasta en el presente. Es notable cómo el trabajo con este fruto ha ido evolucionando a lo largo de las distintas etapas de nuestra historia, dándole usos creativos y explorando su potencial. Un ejemplo de ello es el trabajo de la pareja Morey, quienes aplican los conocimientos adquiridos para transformar el fruto en objetos de uso cotidiano, como carteras.
A través de esta realidad, podemos afirmar que, al comprar un objeto en una feria artesanal, no solo adquirimos un artículo, sino también una parte de la historia de una sociedad. Valoremos y apoyemos a estas personas que son parte fundamental de la continuidad del conocimiento artesanal.
Alva, J. (2023, June 4). La pesca prehispánica temprana en el Complejo Arqueológico El Brujo. El Complejo Arqueológico El Brujo. https://www.elbrujo.pe/blog/la-pesca-prehispanica-temprana-en-el-complejo-arqueologico-el-brujo
Bird, J. (1963). Pre-ceramic art from Huaca Prieta, Chicama Valley. Ñawpa Pacha, 1, 29–34. https://doi.org/doi.org/10.1179/naw.1963.1.1.002
Bird, J. B., Hyslop, J., & Dimitrijevic Skinner, M. (1985). The preceramic excavations at the Huaca Prieta, Chicama valley, Peru.
Bischof, H. (1999). Los mates tallados de Huaca Prieta: ¿Evidencias del arte Valdivia en el arcaico centroandino? Boletín de Arqueología, 3, 85–119.
Cieza de León, P. (1984). Crónica del Perú- Tercera parte.
Hass, J., & Creamer, W. (2004). Cultural Transformations in the Central Andean late Archaic. In Andean Archaeology (pp. 35–50). Blackwell Global Archaeology. https://www.researchgate.net/publication/327802518
Jiménez, A. (1948). El mate peruano. Revista Del Museo Nacional, XVII, 34–74.
Jiménez, A., & Colan, H. (1943). Mates Peruanos (Area Huaral - Chancay. Dep. de Lima). Revista Del Museo Nacional, XII, 29–35.
León, E. (2013). 14000 de alimentación en el Perú (Primera). Fondo Editorial USMP.
Quilter, J. (1949). Life and death at Paloma: society and mortuary practices in a preceramic Peruvian village. University of Iowa Press.
Vergara M., E. (2015). Mates: corpus Iconográfico Perú Prehispánico (L. Valle A., J. Murro, J. Quilter, & G. Vergara, Eds.; Primera). Fondo Editorial Universidad San Martín de Porres.
Yllia Miranda, M. E. (2006). El mate mestizo de José Sabogal. In El fruto decorado: mates burilados del Valle del Mantaro, siglos XVIII-XX (pp. 45–55). Universidad Ricardo Palma, Instituto de Investigaciones Museológicas & Artísticas: ICPNA.
Zárate, J., & Rios, S. (2001). Breve historia gráfica de la plástica andina. Seminario de Historia Rural Andina-UNMSM.