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Por Carlos Fuentes Romero
“[…]mientras que el hombre moderno, a pesar de considerarse el resultado del curso de la Historia universal, no se siente obligado a conocerla en su totalidad, el hombre de las sociedades arcaicas no solo está obligado a rememorar la historia mítica de su tribu, sino que reactualiza periódicamente una gran parte de ella”
Mircea Eliade, Mito y Realidad (1992)
La amplia variedad de imágenes plasmadas por los moche sobre distintos objetos (cerámica, líticos, metales, textiles, etc.) representan una de las evidencia más comunes y conocidas de la historia del antiguo Perú. El Complejo Arqueológico El Brujo (CAEB), cuenta con una vasta cantidad de cerámica moche en las que pueden observarse no solo la alta calidad artística que llena y satisface nuestras necesidades de contemplación estética, sino también es una importante evidencia material para entender un poco más la concepción de su mundo.
El denominado “animal lunar”, es una muestra más de la complejidad mitológica y social moche. Además de haber sido profusamente representado en el CAEB, su concepto fue usado y expresado a lo largo de toda la costa norte peruana durante diversos periodos de la historia precolonial, con particular énfasis durante el Intermedio Temprano (200 - 800 d.C. aprox.). En este artículo presentamos algunas ideas que nos permitirán conocer un poco más de este ser mítico de la historia del Perú antiguo.
La iconografía: la expresión de las imágenes
Las imágenes son una fuente de información valiosa. Como arqueólogos, el trabajo interpretativo -parte medular de la profesión- requiere mucha paciencia y creatividad, más aún cuando se abordan escenarios o épocas remotas, donde la falta de un lenguaje escrito y formal no permite ver un completo panorama de la vida en el pasado, dejando a la imaginación interpretativa - bien sustentada- la comprensión del pasado.
Es evidente que la labor va más allá de -simplemente- observar y concluir. Para comprender estas imágenes es necesario distanciarnos de la interpretación ingenua, es decir, aquella que parte de nuestras categorías; en ese sentido, es mejor asumir que fueron elaboradas en un contexto general pensado e imaginado por sus productores. La tarea aquí es reconstruir el contexto para rescatar el significado de las imágenes (Golte 2015).
¿Qué es el animal lunar?
El nombre de “animal lunar” fue dado en 1950 por Gerdt Kutscher (Mackey & Vogel, 2003). No obstante, a lo largo de los años, diversos investigadores lo han llamado de distintas formas, según la interpretación dada por cada uno: animal crestado, animal en la luna, cuadrúpedo con forma de dragón con cresta, felino crestado, monstruo lunar, devorador de lunas, e incluso “grifo”, etc. (Bruhns 1976, Benson 1985, Gutiérrez 2002). Es evidente que el consenso no existe aún.
¿Cómo es representado el animal lunar? Mackey & Vogel (2003) nos presentan una serie de características que permitirían identificar a este ser mítico:
1. Cuatro patas
2. Largas salientes que se extienden de su cabeza y cola
3. Un hocico cuadrado
4. Clara y visible dentadura
5. Un cuerpo arqueado y sinuoso
6. Garras largas
7. Una variedad de ornamentaciones como espalda y cola rematado dentado
Estas características son básicas, aunque no excluyentes; existen otros rasgos menos comunes en las distintas representaciones del animal.
Ahora que sabemos sus principales características cabe preguntarnos: ¿qué animal representa? Para Mackey y Vogel (2003), el animal en cuestión es el gato montés (Oncifelis colocolo); siguiendo la misma línea de felinos, Tello identificó al animal como un jaguar (Tello, 1923 citado por Bruhns, 1976). Narváez (2014), sin embargo, identifica al animal lunar como un perro peruano sin pelo, basándose en la iconografía y registros etnográficos. Así mismo, Ugalde (2006) propone que el animal es en realidad una zarigüeya y que tendría origen norteño (Ecuador-Colombia). Finalmente, para Hocquenghem (1987), existe una asociación de este animal con el “cérvido-serpiente-jaguar” según su estructura compuesta, o de plano, un ser creado con distintas partes de otros animales (Menzel, 1977 citado por Mackey & Vogel, 2003). ¿Y por qué lunar? Pues debido a la presencia de este astro asociado a las imágenes de este ser mítico en las cerámicas moche, a partir de las fases de estilo Moche III y Moche IV (Bruhns 1976).
El Animal Lunar en el Espacio y Tiempo
La representación del Animal Lunar es una tradición que duró mucho tiempo en un territorio muy extenso. Contrario a lo que se piensa, no sólo los moche lo representaron, sino también otros grupos sociales en otros espacios y tiempos. Las culturas Tumaco-Tolita, Recuay y Chimú plasmaron en su arte y creencias a este misterioso personaje.
• Cultura Tumaco-Tolita (costa sur colombiana y costa norte ecuatoriana, 350 a.C. – 350 d. C. aprox.)
El nombre de esta cultura responde a dos centros prehispánicos de alta influencia cultural a lo largo de la costa pacífica del norte de Suramérica y se localiza temporalmente en el periodo Desarrollo Regional (Patiño 2003, Ugalde 2006).
Según Maria Fernanda Ugalde (2006), el fabuloso animal representado ha sido -probablemente- inspirado en una zarigüeya. Aunque existen estudios previos que afirmaban la asociación de este animal con la iconografía Recuay, no se vinculó al mismo con Tumaco-Tolita (Ver Gutiérrez 2002).
• Recuay (sierra nor-central peruana, 1 – 800 d. C. aprox.)
La sociedad Recuay es la que más ha plasmado al animal lunar, luego de los moche, - en los Andes Centrales. La denominada “tradición Recuay” se desarrolló temporalmente en el periodo conocido como Intermedio Temprano (Lau 2002).
La característica más llamativa de la aparición y recurrencia del animal lunar en la iconografía Recuay es la ausencia de la luna como símbolo asociado al animal. El animal lunar o rampante es representando como un motivo central en la cerámica funeraria Recuay (Lau 2002) y aunque se cree que solo ha sido plasmado en cerámica (Ver Ugalde 2006), también se evidencia en esculturas y textiles (Lau 2002).
• Chimú (costa norte peruana, 1000 – 1460 d. C. aprox.)
Ubicados dentro del denominado periodo Intermedio Tardío, los chimú tomaron la tradición simbólica del animal lunar luego del colapso de los moche en los valles de Moche, Chicama y Virú (Castillo 2018). Este pueblo realizó cambios iconográficos relevantes a comparación de sus predecesores, como una figura más antropomorfizada de este ser mítico (Mackey & Vogel, 2003).
Otras de las variaciones más importante podemos observar es en la cabeza, hocico más puntiagudo y presencia del tocado creciente de una divinidad chimú en vez de la cresta que solía tener; y la cola, con diseños segmentados (Mackey & Vogel, 2003).
¿Qué te parece el viaje hasta ahora? ¿Interesante verdad? Ahora echemos un vistazo al plato de fondo de esta travesía: los restos arqueológicos Moche y Transicional donde podemos observar a las representaciones del animal lunar hallados en el Complejo Arqueológico El Brujo. El soporte físico en el que fueron plasmados va desde las clásicas piezas cerámicas, hasta parte de la arquitectura de la Huaca Cao Viejo.
Conclusiones
Al culminar este recorrido, cabe preguntarnos: ¿es el animal lunar un espécimen natural tomado como modelo por los antiguos habitantes de los Andes Centrales? ¿o más bien, un ser mítico en toda la palabra, es decir, una creación más del imaginario humano con bases en diversos animales que lo inspiraron? Una pregunta válida, pero sin respuesta clara por el momento. La falta de estudios -y la ausencia de evidencia material zoológico que cumpla todas las características dichas anteriormente- es la principal barrera a vencer para entender este personaje. Más aún cuando los registros -según algunos investigadores- indican la existencia de representaciones de animales lunares no solo en las culturas antes mencionadas, sino también en las culturas Vicús, Gallinazo e incluso, parte de la época colonial (Mackey & Vogel 2003).
Conocer, pero también comprender la situación compleja de los antepasados es una labor básica para entender el mundo de hoy. Así como las sociedades de hoy en día rememoran a sus seres del pasado, las sociedades del ayer rememoraron los acontecimientos míticos para no quedar en el olvido, en esa forma de transgresión a su naturaleza divina, a su origen como tal (Eliade 1981). Esta reactualización de mitos es fundamental para entender el mecanismo de continuidad de creencias y experiencias religiosas en las sociedades. El animal lunar es el más claro ejemplo de ello: su persistencia en distintos desarrollos culturales demuestra una tradición basada en la creencia a ciertos elementos considerados sagrados para ellos.
El CAEB, a través de sus colecciones arqueológicas, guarda dentro de sus instalaciones diversos misterios que aún quedan por resolver. Preguntas que con la dosis correcta de curiosidad e información convincente pueden llegar a tener esclarecedoras respuestas.
Referencias
Benson, E. (1985). The Moche Moon. Recent Studies in Andean Prehistory and Protohistory: Papers from the Second Annual Northeast Conference on Andean Archaeology and Ethnohistory, 121-136.
Bruhns, K. (1976). The moon animal in the northern peruvian art and culture. Ñawpa Pacha, 14, 21-39.
Castillo, F. (2018). Tipología y seriación de la cerámica proveniente del cementerio Chimú de Huaca de la Luna, Perú. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, 23(2), 27-58.
Eliade, M. (1981). Lo sagrado y lo profano. Editorial Guadarrama.
Eliade, M. (1992). Mito y realidad. Editorial Labor.
Gálvez, C. & Runcio, M. (2009). El Life (Trichomycterus sp.) y su importancia en la iconografía mochica. Revista Archaeobios, 3, 55-87.
Golte, J. (2015). Moche, cosmología y sociedad. Una interpretación iconográfica. Fondo Editorial Instituto de Estudios Peruanos.
Gutiérrez, A. (2002). Dioses, símbolos y alimentación en los Andes. Interrelación hombre-fauna en el Ecuador prehispánico. Editorial Abya-Yala.
Hocquenghem, A. (1989). Iconografía mochica. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.
Lau, G. (2002). The Recuay Culture of Peru's North-Central Highlands: A Reappraisal of Chronology and Its Implications. Journal of Field Archaeology, 29, 177-202.
Lau, G. (2019). La cultura Recuay: un breve ensayo. Perú Prehispánico: un estado de la cuestión, 208-233.
Mackey, C. & Vogel, M. (2003). La Luna sobre los Andes: Una revisión del animal lunar. Moche: Hacia el final del milenio. Actas del segundo coloquio sobre la cultura moche, 1, 325-342.
Narváez, A. (2014). Dioses de Lambayeque. Introducción al Estudio de la Mitología Tardía de la Costa Norte del Perú. Ministerio de Cultura del Perú - Proyecto Especial Naylamp Lambayeque.
Patiño, D. (2003). Tumaco prehispánico. Asentamiento, subsistencia e intercambio en la costa pacífica de Colombia. Editorial Universidad del Cauca.
Ugalde, M. (2006). Difusión en el periodo de Desarrollo Regional: algunos aspectos de la iconografía Tumaco-Tolita. Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, 35(3), 397-407.